Era sed una vez un chico llamado Joaquín que le gustaba mucho jugar al fútbol. Un día iba a jugar el partido más importante de su vida pero no podía jugarlo porque tenía una escayola en la pierna que se la hizo una semana antes del partido porque se calló con la bici. A el le dolía mucho la pierna y los padres no le dejaban jugar ese partido. Pero él lo que hizo es quedarse en su casa para que se le recuperara la pierna e invitar a algún amigo suyo para que jugasen con él. Al final llegó el día del partido. Sus padres le dijeron que fuera a ver el partido pero el quería jugarlo. Hasta que se quitó la escayola (sin que sus padres lo supieran) y se puso a jugar el partido. Marcó un gol, dió dos asistencias de gol y provocó un penalti, pero en ese penalti le dieron una patada en la pierna que le dolía y se le salió el hueso del músculo. Su equipo, (el Santo Domingo) ganó el partido pero Joaquín salió muy mal del partido. Y al final le llevaron al hospital, estuvo ingresado dos semanas y se recuperó al la tercera semana y pudo jugar más partidos con su equipo. Y aquí acaba mi cuento inventado. Hasta otra.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario